En la Gran Sala del Teatro de la Ciudad bastó que al piano le acompañara James Demster para hacer de una velada fresca y sin Luna una cálida ocasión para embelesarse con la música mexicana y un toque de los grandes clásicos de la ópera.
Intimísima, como lo había prometido en los medios de comunicación, Gorra hizo gala de sus registros como soprano con un programa que incluyó piezas de zarzuela, algunas arias de ópera, melodías populares y un amplio apartado de joyas de la música mexicana.
"Ahora viene una veracruzana a cantarle a la Luna de Monterrey", comentó la cantante nacida en Coatzacoalcos, para dar comienzo a su propuesta de "Canto, Mar y Luna".
Catalogada como una de las mejores voces de México en el mundo, Gorra hizo un recorrido extendido por una diversidad de autores, lo que demuestra la versatilidad en sus registros de voz al ofrecer lo mismo un carácter bravío al interpretar "Carceleras", de "Las Hijas de Zebedeo", de Ruperto Chapí, reconocido autor de zarzuela.
Lo mismo cuando ofreció una desenfadada interpretación de "Habanera", de la ópera "Carmen", de Bizet, la que el público aplaudió, pues no le importó que ella tuviera que tomar la partitura para ofrecer su canto de soprano para una obra escrita para mezzosoprano.
Fue esta apertura total que logró con el público regiomontano, muchos de ellos miembros de la Convención Anual Regional de los almacenes Coppel, que aceptó con gusto sus requerimientos de que al menor enfado de los niños presentes en la sala, sus padres tuvieran que desalojar la sala.
"Escucho por aquí a unos niños, está bien, de eso se trata, de que desde pequeños puedan escuchar el canto, pero si se ponen inquietos, hay que salir de la sala y cuando se calmen vuelven a entrar, gracias", dijo.
Pensó en su amigo extinto, Gerardo Maldonado, quien fuera director de Difusión Cultural del Tecnológico de Monterrey, para dedicarle el aria "O Mio Babbino Caro", de la ópera "Gianni Schicci", de Puccini, momento emotivo y del gusto de la audiencia.
Pasó por "La vie en rose", de Louis Gigielmi y Edith Piaf antes de ir al intermedio y luego retornar al escenario con una aportación más popular, su interpretación de piezas mexicanas de antología.
Si con "Cuando vuelva a tu lado", de María Grever, Gorra deleitó mucho al público, pues literalmente se acercó a él al descender del escenario hacia el butaquerío y acompañarse de dos pequeños asistentes, en "La Valentina" hizo a un lado la solemnidad y llegó de nuevo su lado mexicano.
Ataviada de una capa larga como de monarca y una corona, facilitada para la ocasión por su amigo Hugo Garza Leal, Gorra cerró la velada con "El Corrido de Monterrey", donde logró que los asistentes le acompañaran, en algunas estrofas de la pieza de Severiano Briseño y cerrar una velada rica de canto y emoción.
Olivia Gorra, soprano
Foto: Tony Brethón / www.oliviagorra.com